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sábado, 18 de diciembre de 2010

Una nueva amistad

Después de recoger mi trabajo donde Sandra, me di cuenta que comenzaríamos una larga y bella amistad. Empecé a visitarla casi a diario, sentía una necesidad interior de conversar, saber más de ella y lo que pensaba sobre cualquier cosa; nuestras charlas duraban horas, y yo le acompañaba mientras ella atendía su negocio, me volví testigo de todo lo que acontecía en su transcurrir diario, solo me separaba de ella para salir a almorzar, luego retornaba a su casa, pero lo más agradable era que ella nunca se molestaba por tantas visitas que le hacía, al contrario siempre me recibía con una sonrisa.

Cualquiera pensaría que tal vez estaba enamorado de Sandra, pero no era ese sentimiento tan banal lo que me conectaba a ella; era algo más fuerte que un simple enamoramiento. Con  el transcurrir de los años, la amistad se fue fortaleciendo y yo empecé a sentir admiración por ella.

Sandra y yo nos teníamos bastante confianza, como para contarnos todo. Estudió en un colegio pequeño cerca de donde vivimos, algunos amigos míos fueron compañeros de Sandra. Y justamente, a través de estos amigos supe que Sandra fue una alumna sobresaliente. La verdad no era necesario preguntar a nadie, la he visto trabajar, la he escuchado, la  he observado, y no me quepa la menor duda que en cualquier oficina se desempeñaría óptimamente.

Luego que terminó su colegio, tuvo una adolescencia difícil, pues sus padres estaban separados, pero a pesar de ello, las pocas veces que su padre visitaba la casa, ella siempre escuchaba discusiones, gritos, las peleas no cesaban, y esa situación la marcó en su carácter, pues Sandra por momentos se mostraba desconfiada de la gente, no tenía muchas amistades, tal vez una o dos, he sido uno de los pocos amigos que la ha visitado, más bien, he sido el único. Me contó acerca de sus hermanos, y esa es historia aparte. Con el mayor, Felipe, ha sido la convivencia familiar más conflictiva, desde que ella tenía unos 10 años hasta el momento en que le conocí, me dijo que no hablaba con él, que tampoco participaba de la celebración de su cumpleaños, que no se saludaban, no sabía nada acerca de su vida, y por último que no sabía que edad tendría actualmente. Solo sabía que Felipe odiaba a medio mundo, empezando por la familia, trataba a su madre de la peor manera, con gritos e insultos, a pesar del cariño que se le brindó, creció odiando a la humanidad, culpando al resto de todo lo malo que le pasaba. En cambio, Carlos, el hermano menor de Sandra, tenía otros sentimientos, muy apegado a su madre y a su hermana, un chico muy alegre, carismático diría yo. No éramos amigos, pero siempre me trató con amabilidad, a veces charlábamos. Cuando le conocí, Carlos era el típico muchacho metalero, con su polo negro, cabello largo y todo eso, pero se notaba a leguas que quería mucho a Sandrita, de entrada o de salida, siempre un beso y un abrazo. Con respecto al papá, casi nunca se le veía, un señor muy tranquilo, sonriente, como si todo en su vida fuera maravilloso.

Con ayuda de su abuela y su mamá, Sandrita terminó de estudiar su carrera: Sistemas. Sus primeros trabajos fueron un poco accidentados, se notaba su poca experiencia en todo. Y aunque era una joven que le encantaba la lectura y siempre procuraba estar al día en las noticias, no llevaba una vida mundana, es decir salidas con las amigas, discotecas, no fumaba, ni tomaba, pero tampoco era una cucufata, simplemente como me decía ella: procuro hacer feliz  a mi mamá, ella se lo merece. Así es, llevaba una vida super tranquila pero con el único fin de satisfacer a su madre y mantenerla tranquila, sin preocupaciones, pues ya era bastante las que les daban sus otros dos hijos.

Llegó aquel día en la vida de Sandrita en que se dio un cambio hacia su madurez, sobre todo en el aspecto de la vida. Por referencia de una ex-compañera de estudios de la secundaria, logra ingresar a trabajar a una dependencia del Estado, el Ministerio de Guerra, en el área de Informática y Telecomunicaciones. Me quedé sorprendido cuando supe de este detalle en la vida de mi querida amiga. Los sábados me dijo, les daban instrucción pre-militar, aprendió muchas cosas, entre otras a manejar armas. Me pareció de lo más alucinante, nada en ella podría delatar que hubiera llevado esa vida, absolutamente nada. En mucho tiempo no había contado a nadie acerca de esa faceta de su vida profesional, tan solo su mamá sabía pero sin muchos detalles, me aclaró Sandra. Me siento afortunado, que tan solo conmigo haya sido capaz de abrirse y relatarme con tantos detalles cada momento de su vida. Por sus manos han pasado documentos importantísimos, ha manejado información clasificada, ha estado en reuniones con gente de las que solemos ver en TV. Así, estuvo trabajando por cinco años, ganándose la confianza de los jefes, en poco tiempo ya realizaba trabajos de campo, es decir, trabajos de seguimiento, la colocaban en puestos de trabajo en X empresas, que para ellos era clave en una investigación. También la ubicaron en la U. La Católica, para lo mismo. Justamente, su carácter combinado con su inteligencia y disciplina era idónea para esas labores. Es el tipo de persona que inspira mucha, mucha confianza, y de esto se aprovechaban los jefes para enviarla a diferentes dependencias.

Pude entender  mucho mejor aquellas visitas raras a su oficina. Mi amiga pues, se dedicaba a hacer trabajos de investigación combinado con observación, luego seguía la redacción, una labor sencilla, nada del otro mundo. Temprano por la mañana llegaba personal del Ministerio, le dejaban carpetas y un sobre. Luego regresaban al cabo de una hora o menos, recogían un diskette y la carpeta. He visto en algunas oportunidades, que llegaba personal policial, otras veces, del ejército y solo en un ocasión personal de la Base Aérea Las Palmas. Se que iban por recomendación, pues preguntaban específicamente por ella y a su vez le decían por encargo de quién iban. Todos los trabajos eran urgentes y clasificados. Siempre la misma sugerencia, luego de entregado el trabajo, borrar la memoria, nada debe quedar grabado en la PC, eliminar cualquier borrador, copia, o indicio del trabajo realizado. Me ha contado, que en su mayoría, todos los informes eran seguimientos a presuntos terroristas infiltrados en diversos lugares. Investigaban a personal militar que hacía labores de espionaje y se encontraban infiltrados en las cúpulas terroristas, asuntos de Estado Mayor me dijo Sandra. También conocía los códigos que se utilizaban en caso de contingencia, de emergencia, para alertar al personal que se encontraba fuera de su Base, como por ejemplo en TV pasaban: "Aviso importante, se necesita sangre RH negativo grupo "B" con urgencia. Favor de comunicarse al teléfono xxxxxxxxx" cada 3 minutos. Por supuesto nadie llamaba al teléfono de la pantalla. Afortunadamente mi amiga no guardaba nada en computadora, pues además ella tenía una memoria visual única. Como si sus ojos fueran una cámara. Me dibujó a mano alzada el croquis de la BAP, como estaba dispuesta cada área, donde estaban ubicadas las torres, las oficinas principales, todo. Escribió una relación, con los sobrenombres que utilizan los pilotos, sus claves, con detalle. He podido pensar que tal vez Sandrita tiene mucha imaginación, pero resulta que también me he puesto a averiguar y no hay forma de saber tantos detalles como no sea que los hayas leído (ojo, que es información clasificada) o lo hayas escuchado directamente de un superior.

Y sobre los famosos "chuponeos" telefónicos, el Ministerio tenía interceptado todos los teléfonos de la zona y sus alrededores, además de los teléfonos de gente importante, sean políticos, prensa, empresarios y de toda aquella persona que a su vez se relacionaba con ellos. Es decir, al cuñado de un político también lo "chuponeaban" y escuchaban todas sus conversaciones, no vaya a ser que por ahí se le escape algo al político y sea información importante para joderlo más. Por que no se me ocurre otro motivo que  no sea fregar a la gente, pues a mí eso de asuntos de estado mayor no me cuadra. Ningún mal o daño que se haga a un ciudadano por más coimero, ladrón con corbata, estafador, mujeriego, etc. sea al final de todo, un asunto de importancia vital para el futuro de nuestro país.

Sandra cumplió a cabalidad su trabajo, con mucha responsabilidad sobre todo con los jefes. Trató de salirse de ese círculo, se retiró voluntariamente del Ministerio alegando que su madre tenía una enfermedad terminal. Permitieron que se retirara, pero con la condición de seguir apoyándolos cuando se le necesite. Sandra accedió, pues ella sabía que inútilmente podría escapar de ese mundillo.Conocían su vida y milagros, quienes visitaban su casa, quienes le llamaban (nadie, pues Sandra cortó de plano con todo su pasado estudiantil), con quienes salía (nadie tampoco, no hacía vida social, no tenía novio, enamorado o amigo cariñoso, nada). Era una especie de soldado al servicio de esa gente. Pero tampoco llegó a figurar en Planilla, prácticamente todo ese grupo que trabajaba con Sandra, ninguno de ellos figuraba como personal del Ministerio, les pagaban en efectivo, bueno, les pagaban muy bien y muchas veces en dólares.

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